lunes, 1 de diciembre de 2014

Significado del título "El nombre de la rosa"


Para Eco, un título ya es una clave interpretativa. Es imposible sustraerse a las sugerencias que generan Rojo y negro o Guerra y paz -dice. Algunos títulos llevan el nombre del héroe epónimo, como David Copperfield o Robinson Crusoeaunque este tipo de títulos –opina-  puede ser una injerencia indebida por parte del autor. Pone como ejemplo “Le Pére Goriot” que centra la atención del lector en la figura del viejo padre mientras que la novela también es la epopeya de Rastignac o de VautrinQuizás -explica- habría que ser honestamente deshonesto, como Dumas, porque es evidente que “Los tres mosqueteros” es la historia del cuarto. Pero son lujos muy raros que el autor sólo puede permitirse por distracción.
Cuenta que su novela tenía otro título provisional: La abadía del crimen, pero lo descartó porque fijaba la atención del lector exclusivamente en la intriga policíaca y podía engañar al infortunado comprador de historias de acción, induciéndolo a arrojarse sobre un libro que lo hubiera decepcionado.
La idea del título final (El nombre de la rosa) se le ocurrió por casualidad y le gustó por la figura simbólica tan densa que encarna una rosa, que, por tener tantos significados, casi los perdió a todos. Para él, el lector, con este nuevo título, quedaba desorientado sin poder hacer una interpretación clara. Piensa que el título debe confundir las ideas, no regimentarlas.
Más abajo, Eco se refiere a la cantidad de lecturas que se pueden desgajar de una novela. Muchos autores cuentan el asombro que les causa leer análisis o estudios que ávidos lectores publicaron sobre sus obras, siempre descubren cosas que no notaron al escribirlas y que quizás nunca hubiesen visto.
Eco termina este capítulo concluyendo que “el autor debería morirse después de haber escrito su obra, para allanarle el camino al texto.”

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