El mito de la caverna, Platón

Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento, únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna.
Detrás de ellos hay un muro con un pasillo, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres con distintos tipos de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos.

¿Qué ocurriría si unos de estos hombres fuese liberado?
El hombre apreciaría una nueva realidad (lagos, árboles...), y vería el Sol, una luz cegadora, la cual al principio lo dejaría ciego, pero después se iría acostumbrando. Al volver a la cueva para liberar a los demás, estos se burlan de él porque vuelve a estar ciego por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva, por lo que los prisioneros estarían dispuestos a matarlo.

En este mito Platón plantea dos mundos:
El mundo inteligible o sensible (es el mundo exterior, cuando el prisionero sale de la caverna)  y el mundo de las ideas (cuando el prisionero se encuentra en la caverna).

- Mundo inteligible:
Platón decía que el mundo inteligible, era el lugar donde residían todas las ideas. A las ideas se llegaba a través de la razón.
Para Platón las ideas eran realidades absolutas (es decir universales, no cambian).
Platón establece una jerarquía en las entidades de este mundo: la primera sería la Idea de Bien, después la Idea de Belleza y la Idea de Verdad, luego las Ideas matemáticas y  finalmente, el resto de Ideas.
- Mundo sensible:
Es el conjunto de todo aquello que se muestra a los sentidos, fundamentalmente las cosas físicas.
A este mundo se accede a través de  la opinión.
Las cosas del Mundo Sensible "imitan" las del Mundo de las Ideas.